Budismo Práctico para el Crecimiento Empresarial
- Diana Domínguez
- 11 ago 2017
- 5 Min. de lectura

Desde hace un par de años hasta ahora, comienza a surgir entre algunas empresas y el mercado Español una clara tendencia a aplicar ideas o filosofías extraídas del Budismo y el Yoga, a la gestión empresarial, en especial en temas para la gestión del estrés y la ansiedad que genera el trabajo. Pero, ¿Por qué no ir más allá? ¿Por qué no aprovechar esas ideas como principios aplicables a otros problemas de la organización?
Ramiro Calle, escritor y pionero de la enseñanza del yoga en España, opina que la aplicación de estas filosofías ayuda a mejorar la gestión, la eficiencia y el ambiente en las empresas. En su opinión cada vez más empresarios se están atreviendo a aplicar los preceptos básicos del budismo, "mucho más amables que los fomentados por el agresivo sistema de mercado actual". Además la puesta en práctica de estas filosofías no necesita años de experiencia ni horas externas de meditación, solo la voluntad de aplicarlos.
Con esto en mente, y partiendo de la premisa de que todas las empresas quieren crecer, ¿Qué es eso que hace que unas sean exitosas y otras no? ¿Cuáles serían las claves de éxito que hay que seguir para el Crecimiento Empresarial?
La verdad es que la situación particular de cada empresa es el factor más decisivo para el éxito o el fracaso de una empresa que se lance a la aventura de crecer, así que lo primero es hacer los deberes y ser conscientes de la situación en la que se encuentra la empresa y el entorno que la rodea, porque aunque parezca obvio, este es el paso que la mayoría se suele saltar. Una de las máximas no solo del Budismo sino de muchas filosofías orientales es Conócete a ti mismo, por lo tanto Conoce tu empresa.
Otro punto a considerar es la tendencia en la gestión a enfocarse únicamente en el desarrollo material y económico de la empresa. Con independencia de la estrategia a utilizar la meta es ganar dinero y a corto plazo. Si bien este enfoque puede funcionar, suele dejar por el camino graves problemas de organización y administración de las tareas generando un entorno donde la Experiencia del Empleado (o Employee Experience) es casi inexistente.
Ahondando en este punto llegamos al más complejo de los conflictos con el que me he topado en mi experiencia profesional, compaginar la visión empresarial de que los empleados son simples recursos con una visión más humana de los colaboradores, de sus intereses y necesidades (Si compaginas ya no tienes preferencias quitaría esa frase y enlazaría con). Así se crearían nuevas formas de trabajo, premisas y estrategias diferentes a las existentes incluyendo en sí mismas ambas visiones, es decir, encontrar el Camino Medio, otro recordatorio que nos viene de la filosofía Budista.
Hago un pequeño paréntesis aquí para los empresarios que sólo se enfocan en números, rendimientos económicos y ganancias a corto plazo, que probablemente pensarán que estas ideas/tonterías de la filosofía Budista no sirvan para sus intereses, si solo están pensando a corto plazo, en que mientras más trabajan mis empleados, más crece mi empresa, estos consejos no son para ustedes.
Hacer crecer la empresa a través del Budismo implica Compromiso con la Trasformación a largo plazo para el logro de las metas planteadas, a pesar de los inconvenientes que encontramos en el camino. Con esta constancia el principal beneficio que obtenemos de la aplicación de esta filosofía en el ámbito empresarial es contar con equipos de trabajo mentalmente saludables y automotivados, que se traducen en el aumento de la productividad, mejora del trabajo en equipo, un mejor ambiente laboral. Así se logra una significativa reducción de estrés, y por lo tanto, una reducción de faltas laborales generados por este problema.
Desde la perspectiva Budista, otro aspecto importante es el Empoderamiento de cada persona ya que, en última instancia, la responsabilidad de que cada actividad sea realizada adecuadamente y de forma beneficiosa para la empresa recae en las manos de cada empleado. De cada uno de esos empleados depende el buen rumbo del negocio, el crecimiento de la empresa se construye día a día con cada palabra y acción. Más allá de la profesionalidad de cada persona que garantiza, hasta cierto punto, la ejecución de las actividades, imaginaros como actuaría un empleado motivado…. y ahora ¿cómo actuaría uno descontento con la empresa? En palabras de José Antonio Calvo Martínez, columnista de Cinco Días, “Si la actividad económica olvida que el fin último es la felicidad propia y ajena se convierte en una maquinaria ciega que solo conduce a la frustración.”
Este concepto de empoderamiento abre paso a otro principio interesante, la Ley de Causa y Efecto. Es uno de los conceptos más extendidos dentro de las filosofías orientales y suele interpretarse como ser conscientes de que cada acción o no acción tendrá consecuencias. A nivel más profundo lleva implícita la idea de crear las condiciones que queremos en función de los objetivos que deseamos alcanzar.
Para un ejemplo práctico podríamos usar el propósito de este artículo: utilizar la filosofía Budista para el crecimiento empresarial. Como directivo llegas a la oficina y les envías un e-mail a tus colaboradores indicándoles que a partir de ahora deben aplicar el Budismo en la oficina, así sin más. Muchos no tendrán idea de a lo que te refirieres, no sabrán de qué cosas aplicar o simplemente irán a la tienda de la esquina, compraran una figura de un Buda y la colocaran en si escritorio en señal de cumplimiento de la solicitud que se les ha realizado. Creo que queda bastante claro la importancia de crear las condiciones ideales para alcanzar los objetivos.
Con este ejemplo también podemos abordar en el tema de objetivos, y la definición clara de los mismos que tanto se ha tratado desde diferentes de perspectivas y que sigue siendo una de las materias pendientes en las empresas que desean crecer. Esta perspectiva propone crear Objetivos Integrales, que incluyan las necesidades tanto de las personas, como de la organización, y las estrategias necesarias para satisfacerlas. Estos terminarían siendo objetivos que a la vez cumplen con la característica de ser coherentes con el principio del Camino Medio. El fundador y CEO de Kyocera, Kazuo Inamori, considera que una empresa que solo sirve a sus propios intereses no logrará el éxito, éste solo podrá ser alcanzado cuando también sea capaz de alinearse con los intereses del resto de miembros de la organización.
Sin embargo aunque nos esforcemos en crear las condiciones, y en la definición de los objetivos, los entornos son cambiantes por lo que siempre nos encontraremos con retos y dificultades. Es aquí donde entra en juego la Resiliencia, concepto recientemente definido por la psicología como la capacidad de algunas personas de adaptarse a los cambios y hacer frente a las adversidades transformando los problemas y las situaciones estresantes o nocivas en oportunidades. Los problemas nos hacen crecer, aprendemos de ellos, por lo que hay que generar una cultura donde los problemas no se oculten o ignoren, donde se los reconozca y se aborden con la seguridad de que siempre sacaremos algo positivo de cada situación. En palabras de Daisaku Ikeda, filósofo budista, escritor y promotor de la paz, la cultura y la educación, “… lo que nos hace crecer como seres humanos es … enfrentar esos retos.”
Ya teniendo estas herramientas solo queda ponernos manos a la obra, comenzar a crecer junto con nuestros empleados manteniendo el sentido de búsqueda y de aprendizaje activos, indagando en todo aquello que nos atraiga y no quedarnos en la duda frente a las situaciones que nos generan curiosidad abiertos a aplicar todo aquello que nos beneficie.
Diana C. Dominguez A.
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